Una mirada al pasado de nuestros pueblos...
(para poder construir un futuro realmente nuevo)
A continuación ofrecemos un breve apunte histórico, con el fin de evitar que como Asamblea caminemos desorientados, a ciegas, desconociendo el pasado de nuestros pueblos. El movimiento 15M ha encendido una llama muy importante, que no debemos dejar que se apague, porque ya es un referente en todo el mundo y porque puede generar un cambio trascendental e histórico para nuestro país y para nuestro entorno más cercano, donde los políticos no gobiernen a espaldas de los ciudadanos y donde los intereses económicos no prevalezcan sobre los valores humanos. Sin embargo, debemos ser conscientes de que este movimiento no es el primero que ha existido aquí, y cabe pensar que tampoco será el último porque siempre hay gente dispuesta a promover el involucionismo de la sociedad, y ello hace necesario que la colectividad se eche a la calle para reclamar más libertad, más participación, más democracia real, y en definitiva un mayor progreso, más sostenible, más humano y más acorde con las realidades del presente y con las exigencias del futuro.
(para poder construir un futuro realmente nuevo)
A continuación ofrecemos un breve apunte histórico, con el fin de evitar que como Asamblea caminemos desorientados, a ciegas, desconociendo el pasado de nuestros pueblos. El movimiento 15M ha encendido una llama muy importante, que no debemos dejar que se apague, porque ya es un referente en todo el mundo y porque puede generar un cambio trascendental e histórico para nuestro país y para nuestro entorno más cercano, donde los políticos no gobiernen a espaldas de los ciudadanos y donde los intereses económicos no prevalezcan sobre los valores humanos. Sin embargo, debemos ser conscientes de que este movimiento no es el primero que ha existido aquí, y cabe pensar que tampoco será el último porque siempre hay gente dispuesta a promover el involucionismo de la sociedad, y ello hace necesario que la colectividad se eche a la calle para reclamar más libertad, más participación, más democracia real, y en definitiva un mayor progreso, más sostenible, más humano y más acorde con las realidades del presente y con las exigencias del futuro.
Como decimos, han existido precedentes dignos de mención, que no pueden quedar en el olvido, porque significaría que no ha tenido sentido todo el esfuerzo realizado por muchos de nuestros antepasados para conquistar la mayoría de derechos, libertades y valores cívicos que hoy disfrutamos y que nos obligan moralmente a coger ese testigo, para evitar el estancamiento -incluso el retroceso- de nuestra sociedad, y convertirlo en un nuevo regeneracionismo.
No obstante, cada uno es hijo de su tiempo y cada acontecimiento hay que analizarlo dentro de su contexto histórico. Sin duda, lo que más ha propiciado el movimiento ciudadano actual de indignación ha sido la crisis que padecemos desde hace años, no sólo en el ámbito económico (patrocinada por el capitalismo y la especulación financiera a nivel internacional), sino también en muchos otros aspectos. Pero si para demostrar ese estancamiento de nuestra sociedad hemos de buscar puntos comunes con épocas pasadas, encontramos, por ejemplo, que a principios del pasado siglo XX la situación no era muy distinta al bipartidismo y la manipulación mediática que hoy nos alienan. Por entonces no regía el bipartidismo PP-PSOE, pero sí un sistema muy similar en la práctica: el turnismo entre los dos partidos dinásticos, liberales y conservadores, que copaban el poder alternándose en el mismo mediante un bochornoso sistema de manipulación electoral, que incluía métodos como el encasillado o el pucherazo, y que a nivel local se traducía en compra de votos, clientelismo, servilismo, caciquismo…
No obstante, durante aquella época, conocida como la Restauración borbónica, también fueron surgiendo con fuerza nuevas ideas y movimientos sociales, de corte liberal y regeneracionista, que terminaron por llegar al ámbito local, y en concreto a los pueblos de la huerta murciana, entre ellos Javalí Viejo, La Ñora y Rincón de Beniscornia. Entre las personas que más auspiciaron la propagación de aquellas ideas incipientes en el ámbito rural, se encontraban algunos intelectuales (sobre todo maestros nacidos en esta zona), que adoptaron una actitud “paternalista” con sus vecinos (la mayoría analfabetos) para ir fomentando entre ellos, poco a poco, una mayor concienciación, compromiso y movilización, que hiciera posible la regeneración política que tanto necesitaba la sociedad murciana y la española, empezando por una renovación educativa, cultural y social. Estos intelectuales animaban a los campesinos a ser «fuertes, cultos, modernos, hombres y no borregos» y a librarse del «caciquismo, la explotación y los embrutecedores de inteligencias» [El Liberal, 01/02/1914]. Aquellos intelectuales del ámbito rural simpatizaban decididamente con las ideas regeneracionistas en boga, y por ello no dudaron en tomar parte a favor del campesinado (la ciudadanía en definitiva, porque el país y la región estaban aún muy ruralizados), ante los abusos de la clase gobernante, definida por Joaquín Costa (máximo exponente de aquel regeneracionismo) como: «señores de la ley y para quienes no rige ninguna».
Para formar una idea más exacta de cómo transcurrieron aquellas movilizaciones y aquel fulgor asociacionista de principios del siglo XX en nuestra zona territorial (Aljufía), entresacamos algunas frases que quedaron escritas en los periódicos de aquella época hace justamente un siglo, que bien podrían servir para el momento presente: «De todos los pueblos llegan a nosotros los ecos de angustia que anuncian lo insostenible de la situación actual» [El Liberal, 01/04/1910]. «(…) desaparezca para siempre esa atonía embrutecedora que hasta aquí ha impedido que los pueblos se desembaracen, y cesen de estar cohibidos en sus ansias de libertad y de progreso» [El Liberal, 03/03/1914].
En un acto organizado por una asociación de La Ñora (enmarcada en la Federación Agraria ), se logró convocar a un gran número de personas de toda la huerta, y por su contenido merece la pena transcribir la crónica literalmente, al menos un pequeño fragmento muy ilustrativo: «Rogelio Cascales, de Alcantarilla, en frase elocuente elogia al pueblo de La Ñora y a la Asociación , de la que dice que es válvula de escape de la indignación de los pueblos. (…) Don Emilio Díaz, pronuncia un elocuente discurso elogiando el acto y a la Federación , censurando la incultura de los pueblos y proclamando la instrucción que como complemento de la Asociación los salvará. (…) Todos los oradores fueron muy aplaudidos por la concurrencia, acompañándoles hasta el límite del Javalí, el cual atravesaron de nuevo, acompañados por la música, y disparándose cohetes sin cesar» [El Liberal, 12/05/1914].
Como todos sabemos, después de esta penosa etapa de Restauración borbónica (con dictadura incluida) en la que no se supo o no se quiso encauzar las inquietudes de un amplio segmento de la población que padecía grandes miserias y abusos, se llegó a una República con un ambiente convulso y enrarecido, que luego dio paso a una guerra fratricida y una dictadura de 40 años. Y cuando por fin hemos conquistado la democracia, y la hemos venido disfrutando durante varias décadas, nos disponemos ahora, en los albores de un nuevo milenio, a permitir que sea dilapidado el Estado de bienestar y que nos gobierne un puñado de gente que no nos representa, que no nos escucha y que no nos tiene en cuenta. Todo ello constituye un pasado y un presente jalonado de fracasos; unos fracasos que en cierto modo hemos de achacar a la propia sociedad española, como una colectividad incapaz de apostar por valores más constructivos y buscar la forma de ponerlos en práctica. Aquel pasado relativamente reciente es algo que ningún español en su sano juicio desearía repetir, y es por ello que conviene conocerlo y que la sociedad actual emprenda formas nuevas de afrontar los problemas (que si en otras épocas eran graves y difíciles de superar, también lo son hoy aunque con otras características).
El movimiento del 15M, no sólo es una plataforma de reivindicación, sino que en el sentido descrito constituye una iniciativa novedosa y muy digna, un hito en nuestra Historia, un ejemplo a imitar, un movimiento plenamente abierto y pacífico, de debate constructivo, de participación y convivencia, de construcción (entre TODOS) de un futuro mejor, más esperanzador, más saludable y más justo. Nada tiene que ver con el pasado y precisamente persigue dejar atrás todo lo que resulta arcaico, anquilosado y rancio, y que nos impide progresar como sociedad. En definitiva, no queremos emular viejas fórmulas; sencillamente queremos un futuro nuevo y mejor. El pasado sólo nos sirve para orientarnos y saber por dónde pisamos.
El presente es lo que nos preocupa y el futuro es lo que nos ha de interesar. En este sentido, las nuevas tecnologías están de nuestro lado, porque nos facilitan la comunicación y el poder de convocatoria, de una manera directa entre los propios ciudadanos, más allá de la manipulación mediática, el partidismo, los abusos de poder y las actitudes de personas intolerantes. En el ámbito local tenemos además el factor de la inmediatez, por la cercanía física de nuestros pueblos, así que debemos aprovecharlo.
NO NOS MIRES… ¡ÚNETE!